Tengo tanto que contarte. Tanto que ofrecerte, pero no puedo prometerte nada que no dure para siempre. Deseo hablarte de tantas cosas mientras cierras los ojos y nos abrazamos... Mi ansia es mirarte a través del verde de tus niñas, cuando te agarro y esperas que jamás te suelte. Recuerdo tantas palabras que no quise decirte, y que no desee guardarme. Pero nada es para siempre. La gente lo dice. Yo, tan solo me deje llevar por la corriente.
Tengo tantas ganas de poder cerrar los ojos y mirarte de verdad. De ver tu alma una milésima, de una ultima oportunidad. De poder demostrarte que existen cosas eternas que en el corazón no mueren. Porque no muere quien quiere, muere aquel a quien le dejan morir. Yo lo deseo. Y no consigo encontrar hueco de medida justa a esta mordiente sensación. Por favor déjame morir a tu lado. Porque el amor, si que es eterno. Quiero abrir tu corazón y susurrarte de forma perenne el caer de mis hojas, los círculos concéntricos y cíclicos de mi vida destinados al núcleo de la tuya. Tengo que reconocerte que he intentado no quererte. Probé jugar a la ruleta rusa con mis sentimientos, a escribir; no sin recelo; mis contradicciones amorosas sobre esos folios en blanco que tanto me aterrorizan. Apocado degollé mi vida en un instante. Al principio incluso me pareció fantástico. Libre, todo dolor era efímero, ninguna preocupación. Pero sigo siendo el mismo niño del café bien hecho,del buen humor al levantarse,; y sobre todo; el de la sonrisa al verte a mi lado. Ahora lloro tras sepultar toda posibilidad de reencuentro, tras descuartizar mis principios por las prisas, la inseguridad y el miedo. Tan solo me queda mirarte de lado, cerca y rozarte con mi certeza; esa que necesite confirmarme a mi mismo. Por favor, déjame morir a tu lado. Porque el amor, si que es eterno.
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