Con la llegada de la noche, cierro los ojos, y en el momento en el que el mundo duerme los abro de nuevamente para bajar completamente desnudo a la calle. No me preocupa ni el frío ni el calor pues no lo siento, como tampoco los ojos de aquellas personas que permanecen despiertas, pues no me ven. No siento el dolor de las piedras al clavarse en las plantas de mis pies, tan solo oigo y veo lo que el mundo no pudo ocultar ni en las sombras. ¿Y por que lo hago? Para recoger vuestros escombros, como un vagabundo, que pasa hambre y sed, frío y calor, y que duerme bajo un oscuro y solitario puente sobre láminas de cartón. Escucho tus gritos sin voz sobre una vida que vivís como querés, el sonido de un millón de lágrimas cuando se estampan contra la almohada, y veo los sueños que nunca conseguiras porque ni siquiera te detenes un instante para intentarlo. Y paso a paso voy hasta nuestros desechos, que para mí valen oro, y recojo todos nuestros corazones tirados en cubos de basura o en cunetas, y nuestras almas, olvidadas frente a cualquier árbol, y los sentimientos que dejaste sobre un banco por el miedo que tenés por lo que puedan decir por sentirlos, y los guardo en un armario, esperando el momento en el que quieras recuperarlos, en el momento en que quieras comenzar a vivir para devolvéroslos. Tal vez en ese momento sean capaces de ver mi alma, sean capaces de ver la nuestra, completamente desnuda ante el caminar de la gente, pero no te preocupes, nadie se parará a miraros como sos, solo gente como yo. Anoche pasó algo que no me esperaba, encontré una persona como yo, el alma de una mujer corriendo desnuda alzando los brazos sobre la gente, pero no querían verla, entonces la vi, y ella me vio, tal como éramos, y comenzamos a vivir, vertiginosamente
sábado, 4 de julio de 2009
"VAGABUNDO"
Con la llegada de la noche, cierro los ojos, y en el momento en el que el mundo duerme los abro de nuevamente para bajar completamente desnudo a la calle. No me preocupa ni el frío ni el calor pues no lo siento, como tampoco los ojos de aquellas personas que permanecen despiertas, pues no me ven. No siento el dolor de las piedras al clavarse en las plantas de mis pies, tan solo oigo y veo lo que el mundo no pudo ocultar ni en las sombras. ¿Y por que lo hago? Para recoger vuestros escombros, como un vagabundo, que pasa hambre y sed, frío y calor, y que duerme bajo un oscuro y solitario puente sobre láminas de cartón. Escucho tus gritos sin voz sobre una vida que vivís como querés, el sonido de un millón de lágrimas cuando se estampan contra la almohada, y veo los sueños que nunca conseguiras porque ni siquiera te detenes un instante para intentarlo. Y paso a paso voy hasta nuestros desechos, que para mí valen oro, y recojo todos nuestros corazones tirados en cubos de basura o en cunetas, y nuestras almas, olvidadas frente a cualquier árbol, y los sentimientos que dejaste sobre un banco por el miedo que tenés por lo que puedan decir por sentirlos, y los guardo en un armario, esperando el momento en el que quieras recuperarlos, en el momento en que quieras comenzar a vivir para devolvéroslos. Tal vez en ese momento sean capaces de ver mi alma, sean capaces de ver la nuestra, completamente desnuda ante el caminar de la gente, pero no te preocupes, nadie se parará a miraros como sos, solo gente como yo. Anoche pasó algo que no me esperaba, encontré una persona como yo, el alma de una mujer corriendo desnuda alzando los brazos sobre la gente, pero no querían verla, entonces la vi, y ella me vio, tal como éramos, y comenzamos a vivir, vertiginosamente
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