Tus ojos se abren sin razón aparente. La cantidad considerable de luz que entra por la ventana te confirma lo que ya sabías desde antes, que se te haría tarde, como siempre; tu día ha empezado como todos últimamente: mal.
El baño de agua apenas tibia no te alcanza para espantar las ideas más pesimistas. Al salir, te das cuenta que es mucho más tarde de lo que imaginabas. Ahora debes correr.
-Se te hizo tarde y no “checaste”- Te dice tu jefe, - Como si no lo hubiera notado, grandísimo idiota- contestas en silencio. Y ahí estas, frente a tu computador, con la rabia sabor a hiel en la lengua, esperando un incidente más, sólo uno más para explotar, y decirle a todo mundo que odias la vida, que todo es culpa de la soledad, y de tu tío que te reprendió fuertemente avergonzándote frente a tus primos cuando tenías cinco años y de Cristóbal Colón por haber llegado a América y no a las Indias, el muy tarado.
¿A quien más imputaras tus culpas, cuando fuiste tú quien lo dejó pasar?
Descuida, a medida que pase el tiempo, lo superarás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario