Lloraste pero seguías leyendo...
Leíste la ultima hoja que había escrito antes de llamarte
Quedaste atónita. Corriste, como en las pesadillas.
Podías ver tu cara de desesperación sin pararte frente a un espejo.
Llegaste al balcón y ya no estaba.
No estaba nada
No estaba nadie
No querías ver más
(Yo) no quería saber nada más
No lo hiciste
No saltaste
Yo si.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario