Me trataste de borracho y oliste mi ropa ni bien entraste a lo que había sido un hogar.
Insultaste y no comprendiste.
No sabíamos que pasaba, solo vomitábamos la cruel realidad.
- "Siempre estás asi escribiendo cosas" , dijiste...
Te dejé el libro sobre la mesa de la cocina, dejé de discutir y me fui al balcón.
Comenzaste a leer hoja por hoja, cada detalle de mi vida. Viste y creíste cada palabra. Todo estaba en su lugar y siempre hacía inca pié en tu error de no escuchar lo que siempre yo decía.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario