Me consumo,
como el cigarro se consume entre mis dedos,
sin voluntad de sofocarlo.
Me consumo,
entre la hipocresía e ignorancia de la multitud,
naufrago en su lodazal,
me asxifio.
Me consumo,
cuando examino el bolsillo
y sólo me queda calderilla.
Estoy abatido, me voy a dormir...
martes, 1 de septiembre de 2009
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