...y voló la imaginación junto con la locura, hasta un mundo ficticio que rechaza la hipocresía y el desánimo. Toparon mis sueños con un muro que apenas pude ver llegar, e intenté saltarlo cual pequeño obstáculo, que no dejaba aparecer su evidente dificultad. Me arrimé al borde del precipicio, para asomar mi ansiedad en él, con la duda, de si dejarme caer, sería el premio o el castigo por mi atrevimiento.
Pero incluso ante la adversidad, levanté mi puño en alto para amenazar al subconsciente, provocándole de tal modo que no dudara en enfrentarse a mí.
Con tal remolino de sensaciones, se encaminaron mis pasos hacia lo desconocido, sin mirar atrás, ni dar tregua al poder del pensamiento. Aceleré la marcha deseando llegar cuanto antes y esquivando todo lo que se interpuso en mi camino, me encuentro en el cruce donde elegir una opción supone la derrota o la victoria en la batalla por lo anhelado.
Pero no dudaré, pues en ello me va la vida, aquella que todo ser humano desea encontrar, y con la mochila cargada de esperanzas, utopías y proyectos, orientaré mi brújula hacia el sendero correcto, dejando a un lado miedos y penurias, que solo empañarían el horizonte, confundiendo una realidad.
Soy consciente de lo que me espera al final, y a pesar de que será agotador e inclemente en su deambular, superaré cualquier dificultad, pues como bien sabes, sin esfuerzo no hay recompensa.
Así que espérame, porque ya me he puesto en marcha, y no habrá nadie capaz de pararme. Dejé los sueños a un lado y desperté a la realidad, ella es mi baluarte y mi lazarillo en este propósito ambicioso, que me llevará hasta ti.
Solo te pido la paciencia justa y el mismo afán, para concretar el encuentro. Descansa mientras en tu quimera, con la vista puesta en tu horizonte, donde un día no muy lejano, aparecerá entre la bruma, el sol que ilumine tu soñar.
jueves, 29 de octubre de 2009
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